lunes, 28 de marzo de 2011

Dos Hombres


¿Jamás se han preguntado que le ha ocurrido al joven que recién paso corriendo? Quizás ha robado una tienda cercana y está escapando con las ganancias del día. También puede ser que simplemente este haciendo ejercicio o quizás solo está corriendo por el afán de correr. No sabemos con certeza y probablemente nunca lo haremos. Situaciones como esta; de carácter trivial y sin mucho fondo en que basarnos, dan vida (y emoción) a uno de los mejores cortometrajes que he visto en los últimos meses y que hoy les presento aquí. Dos Hombres (Two Men, Australia, 2010) de Dominic Allen es un trabajo que nos invita a pensar, al trasladarnos a un simple evento que relata nuestra vida cotidiana y dándole un giro mucho más reflexivo y poético.

Hablar de la trama de Dos Hombres es como intentar resumir un sueño. Es posible conseguirlo, pero inevitablemente olvidaremos detalles sin los cuales es imposible de comprender. En este caso, el cortometraje se basa en la reflexión de un hombre descansando. Vuelve su cabeza, solo para ver a otro sujeto corriendo a lo lejos, con lo que empieza a preguntarse qué será lo que le ocurre. Cuáles podrían ser sus motivaciones o lo que lo impulsa a seguir. En ese momento, toda posibilidad se torna valida y aceptable. Existe la misma probabilidad de que este escapando a que solo quiera encontrarse a su mujer.  Allen utiliza esta reflexión a su favor dando forma a su historia y personajes. El filme dice más con lo que no deja ver que con lo que hace que observemos. Sus personajes no tienen voz ni tampoco mucho desarrollo pero, al menos por momentos, nos identificamos con ellos al igual que lo hacemos con nosotros mismos. En vez de crear personajes completos, Allen nos regala un lienzo con el cual nosotros también formamos parte de la historia.

Una vez que hemos dejado eso en cuenta, los resultados narrativos son aún más claros (y satisfactorios debo de agregar). Allen consigue lograr un ritmo y tiempo perfectos para su trabajo. Ninguna escena o corte es innecesario o de relleno. Esto hace que cada imagen de un paso adelante en la historia y la haga moverse de formas mucho más dinámicas. El resultado es casi rítmico y en momentos hasta hipnotizante. Su corta duración (Apenas logra llegar a los 4 minutos) no deja en vista rastro alguno de pasos mal dados. En mi experiencia personal, me encontré maravillado por su fluidez a la que solo puedo describir como algo casi orgánico. Allen hizo un gran trabajo en hacer sentir su obra más como una larga toma que como una compilación de imágenes, un producto unificado no solo por su temática sino también por sus propios movimientos.

A pesar de todo esto, considero que el aspecto más agradable recae en la magnifica fotografía, por parte de Timothy Melville. Un conjunto diverso y cambiante de todo tipo de tomas, desde aquellas logradas a base de una cámara inmóvil hasta algunos cuantos “close-ups”. La gama de colores encaja a la perfección con las representativas villas Australianas donde el corto toma lugar. El aspecto resultante es ciertamente caluroso y, de alguna forma, hasta desolador. La edición no solo ayuda en las transiciones de la corta cinta sino que también ayuda a crear ese sentimiento reflexivo que ya había mencionado antes. Saltando entre nuestro pensante protagonista y la desconocida situación del corredor, Allen enfoca nuestra atención en el contexto en vez de únicamente en las imágenes o en la narración.

Dos Hombres es más que solo un proyecto menor (Tras ser premiado en el 58avo. Festival Internacional de Cine de Melbourne considero que existe gran probabilidad de verlo entre unos cuantos más), es un trabajo donde las habilidades de un director emergente son demostradas de manera ejemplar. Evocativo y personal además de artístico y reflexivo, el cortometraje consigue relatar un hecho que probablemente nos ha ocurrido cientos de veces pero, que muy pocas, nos detenemos a reflexionar. 

domingo, 20 de marzo de 2011

Intriga Internacional

Dejare este comentario tan solo como un borrador. El motivo para esto es que quiero escribir una critica profunda y completa. Hacer justicia a un filme que, considero, tiene una gran importancia en el corazón de muchos cinefilos. Mientras tanto, pueden esperar la critica del cortometraje francés Matatoro (Francia, 2010), un trabajo influenciado en gran parte por sus bases surrealistas y un estilo particularmente novedoso.

martes, 15 de marzo de 2011

Únicamente Existe un Sol


Por fin! Qué bien se siente estar de vuelta escribiendo después de lo que fue una estresante semana. Entre tareas, exámenes y muchos proyectos, a veces creo que no me queda más tiempo para lo que realmente me gusta hacer. A pesar de eso, escribir en este blog me trae siempre una gran sonrisa al rostro y aún más viendo como ustedes pueden compartirlo conmigo. Por eso quiero dar gracias a todos los lectores que siguen a Proyector en Espera; en especial a aquellos que continúan leyendo a pesar de los tantos retrasos y contratiempos que suelo tener al actualizarlo. No los hago esperar más, por lo que he aquí la entrada de hoy…

“Últimamente he sentido cierto alejamiento por mi parte hacia el cine oriental. Es claro que no puede ser por falta de material (Aun necesito ver gran parte del cine de Ozu, Kurosawa y Oshima) ni tampoco falta de interés, entonces, ¿Qué será?” Con esta mismísima pregunta me tope hace un par de semanas, cuando iba a publicar mi reseña de Únicamente Existe un Sol (There is Only One Sun, China, 2007) de Wong Kar-Wai, por primera vez en este blog. Esto ocurrió cuando recién entraba en ese proceso de adaptación hacia mis responsabilidades, por lo que la crítica quedo volando y sin poderla aterrizar. A pesar de esto, la idea de reseñar un filme tan particular como este me invito a intentarlo una vez más.

Un trabajo como Únicamente Existe un Sol es único en su especie. Algo que muy pocas veces vemos por estos lares y más aún cuando un renombrado director es puesto a cargo. Una confusa mezcla entre obra artística y vehículo publicitario que nace de la unión de dos medios visuales. Para introducirlos un poco más a lo que me refiero, he aquí un poco de historia: En 2007, Philips cierra un contrato con el aclamado director Wong Kar-Wai para realizar un cortometraje publicitario que sería puesto en Internet. Esto con el fin de promocionar su nueva línea de televisiones Aurea Ambilight. Kar-Wai se ve con libertad artística del proyecto con lo que necesita integrar los productos ya mencionados. El resultado, lejos de ser un simple comercial estilizado, se convierte en un buen cortometraje por sus propios méritos. Algo increíblemente raro en la industria, o al menos de una forma tan directamente relacionada e implícita. Es probable que ambos medios tomen características del otro a un ritmo diario pero el trabajo que vemos aquí es algo más que unas ideas prestadas. Una serie de imágenes impactantes a la vista por sus fuertes colores y contrastes. Posees estilizadas que van desde simples movimientos rítmicos hasta secuencias momentáneamente abstractas. Todo eso júntense con una pequeña historia y Kar-Wai pasa de simple director creativo a una especie de visionario en el medio.

Únicamente Existe un Sol posee una buena serie de atributos que merecen mención pero nada más significativo que su bien estructurada narrativa. Kar-Wai no se detiene ante las restricciones que sufren los videos publicitarios, en vez de eso, intenta sacar provecho de las necesidades en las que se ve involucrado. Una historia compleja no podría existir puesto que el mensaje original se perdería pero su no existencia puede llevarnos a perder lo que en un principio veíamos interesante. Son esos momentos donde Kar-Wai hace uso de personajes que con poco puedan decir mucho y los introduce a la historia. Que mejor elección pudo haber hecho que una agente secreta llamada 006, quien necesita investigar un caso que involucra a una importante figura llamada Light. Para esto, la Agente 006 necesita fingir ceguera con el fin de ganar su confianza, o ese era el plan hasta que ella comienza a sentir un lazo emocional con el involucrado. ¡La clásica de espías!, Qué más puedo decir. La interacción entre la Agente 006 y Light se torna tensa y a momentos intima, todo con el fin de romper la monotonía e interesarnos por los personajes. El porqué, cómo, cuándo y el cual pasan a ser inutilizados puesto que, realmente, con espías no necesitamos saber más.

Tampoco podría hablar de este proyecto sin mencionar el motivo de su creación, promocionarnos una variada gama de luminosos televisores. Kar-Wai opta por una salida inteligente a esta cuestión. Mientras que muchos otros pondrían el título de la marca por todos lados, llevando el concepto de la muestra a la explotación; Kar-Wai juega sus cartas por debajo de la mesa. Si se necesitan poner teles, porque habría de hacerse de otra manera que no fuera sino para la ambientación. Un mensaje constante, directo y llamativo que comunica perfectamente bien lo que Philips intentaba vendernos. Un ambiente. Los fuertes contrastes y fusiones de color hipnotizan al espectador, casi como algo rítmico y desconocido. Evocando lo que desconocemos, con el fin de interesarnos por lo que vendrá.

Únicamente Existe un Sol puede no ser una de las mayores o más influyentes obras del maestro Kar-Wai (Chungking Express (1994) es aun la cinta más influyente y citada de su carrera), pero esto es definitivamente un paso en la buena dirección. Innovador, evocativo y hasta hipnótico son solo algunos de los adjetivos que personalmente daría a este trabajo. Quizás no lo mejor, pero definitivamente lo más interesante. 

miércoles, 9 de marzo de 2011

La Desaparición de Haruhi Suzumiya


A momentos pienso que ya parezco grabadora. Repitiendo una y otra vez algo que menciono de forma frecuente en mis reseñas. El cine lo encontramos en todos lados, incluyendo el bueno o el al menos interesante. Uno puede decir que incluso en la publicidad puede existir el buen cine. Pero algo extraño ocurre cuando volvemos nuestra vista sobre las series de televisión. A pesar de la gran cantidad de filmes basados en series que existe, pocos los podemos llamar una “buena” cinta. En ocasiones por su calidad o contenido pero en gran parte por su estructura disfuncional. En muchos de los casos, estos filmes se sienten como un simple episodio extendido o secuenciado. Sin una estructura apropiada, incluso la mejor historia fracasa. Esta es mi noción personal, pero, al igual que pienso que muchos de ellos son poco efectivos; existen otros pocos cuyo contenido y estructura se ven perfectamente logradas. Con ese argumento en mente, les traigo la elección del día de hoy. La Desaparición de Haruhi Suzumiya (Suzumiya Haruhi no Shōshitsu, Japón, 2010) de Tatsuya Ishihara. Un filme que sobrepaso mis expectativas y rompió con uno que otro prejuicio acerca de la capacidad del filme en la pantalla chica.

Como dije en mi primera entrada, primero lo primero, y aun mas tratándose de este filme. La cinta es parte integra dentro del contexto de la serie a la que pertenece, "La Melancolía de Haruhi Suzumiya". Por ello, algunos espectadores ajenos a la misma podrían resultar perdidos de forma inicial. Esto se debe a que la película retoma muchas referencias interpuestas por la serie además de manejar narrativas alternas con la misma. En lo personal, he tenido la oportunidad de ver uno que otro episodio gracias a un buen amigo (Al cual también le agradezco el mostrarme el filme en cuestión). Les puedo asegurar que no son esenciales para poder verla, pero aquellos que los intenten serán realmente recompensados. Habiendo dejado eso en claro, prosigo a explicar un poco la trama. Kyon es un joven cuya vida nos podría parecer increíblemente trivial. Asiste a la escuela, tiene un grupo de amigos y parece nunca despertar temprano. Esto creemos, hasta que vemos la realidad. Sus amigas van desde una inusual alienígena hasta extrovertida compañera que posiblemente sea un ser omnipotente.  Todo parece ser normal (Si es que le podemos llamar “normal” a eso) hasta que un día, todo parece desaparecer sin previo aviso. No más alienígenas o dioses sino solo una vida normal. El resto de la historia sigue a Kyon, en su intento por recuperar aquella vida de la cual mucho se quejaba. El planteamiento parece complejo de inicio y solo se torna aún más confuso conforme pasa la cinta. La atención del espectador debe de ser completa para su comprensión. Sin embargo, el resultado final resulta ser increíblemente satisfactorio. Su duración de poco más de 160 minutos puede asustar a algunos pero créanme que vale la pena.

Como ya había mencionado, el pilar más importante de esta historia es su avanzada y compleja estructura narrativa. Pasando de un lado a otro en años más y años menos, manejando múltiples líneas narrativas y utilizando cada recurso del cual le fue permitido. Ishihara consigue darnos un excelente trabajo, uno que brilla por lo completo que llega a ser, iniciando con su gran variedad temática. Los momentos de suspenso logran ser fascinantes mientras que los dramáticos llegan a ser genuinamente emotivos. Un repertorio de emociones que solo puede ser descrito usando la alegoría de una atracción de feria. Los múltiples cambios a los que se ve sometida la línea de tiempo son arriesgados; al punto en que pueden perder sentido y coherencia, mas Ishihara jamás llega a este extremo. Permanece en esa delgada línea entre lo interesante y lo confuso, aun cuando siga jugando con las posibilidades. A pesar de todo esto, el punto clave yace en su composición extremadamente fílmica. Mientras que otras películas de televisión caen en el rutinario “Episodio Extendido”, esta intenta semejarse más a un filme de animación que a un capitulo con mayor presupuesto. Al darse esta pequeña, pero significativa libertad, Ishihara consigue refinar sus técnicas al punto de convertirse en algo merecedor de la pantalla grande.

Es en base a ese mismo argumento que llegamos a nuestro siguiente punto. La calidad en animación presente en este trabajo, es mucho mayor a la que solemos ver en la televisión. Las tomas nocturnas son especialmente remarcables. No solo consiguen sentirse reales sino que logran complejos efectos de iluminación en el proceso. La profundidad y las luces de los automóviles brindan una vitalidad y realismo que te inmerge de mayor manera. Las siluetas y líneas que conforman los personajes son estilizadas y bien definidas, además de naturales. Los paisajes y los ángulos de “cámara” intentan crear la ilusión de que realmente estamos viendo un filme actuado. Todo esto se vuelve aún más destacable cuando tomamos en cuenta su duración. Mientras que la gran mayoría de las cintas animadas rondan los 90-110 minutos, el trabajo de Ishihara va casi por las 3 horas. El trabajo necesario para mantener tal calidad de animación por el tiempo requerido es impresionante.

Poco más puedo decir acerca de La Desaparición de Haruhi Suzumiya que no haya sido dicho en estos últimos renglones. Ya sabemos que tiene una fuerte historia, magnifica estructura e increíble animación pero ¿Es algo que realmente se puede ver y comprender sin conocimiento previo? A mi opinión, totalmente. Es por filmes como este que refuerzo mi postura de que, el buen cine, lo encuentras hasta en la sopa. 

sábado, 5 de marzo de 2011

El Ocaso de un Asesino


Con una frecuencia casi cronológica, cada sábado viene con una nueva cinta que ver en el cine, al menos en mi caso. De forma regular esto me lleva por dos rutas distintas. La primera: La película fue excelente y de mi agrado. La segunda: La película fue sencillamente mala o aburrida. También es claro que esto no se trata de un blanco y negro; entre ambas opciones existen cientos de grises distintos. Es por ello que quede un tanto sorprendido después de ver El Ocaso de un Asesino (The American, EUA, 2010) de Anton Corbijn. Un filme que me es difícil de calificar debido a lo aislado que se encuentran sus elementos, tanto positivos como negativos.

Todo buen filme necesita enfatizar su narrativa sobre prácticamente todo lo demás. El Ocaso de un Asesino parece darse cuenta de eso a momentos. Corbijn provee a su trabajo de algunas excelentes decisiones para solo después eclipsarlas por otras mucho menos inteligentes. La premisa es bastante simple: Jack (George Clooney) es un espía e inventor de armas que trabaja secretamente para un hombre llamado Pavel (Johan Leysen). Al verse forzado a cambiar su vida por completo debido a un evento inicial, este viaja a Italia en busca de paz. Después de encontrar hogar en una pequeña ciudad medieval, se le encarga la creación de un arma especializada para un crimen. Dentro de su impenetrable culpa y soledad, Jack intentara buscar refugio en la única persona en la que parece confiar; una prostituta llamada Clara (Violante Placido). La historia se escucha interesante de inicio pero la forma en la que se presenta es el verdadero problema. Corbijn opta por un filme de ritmo lento y repleto de suspenso que, desgraciadamente, jamás logra concretarse. A momentos, estaba seguro que a cualquier instante algo ocurriría para después decepcionarme al ver lo fácil que esto se perdía.  Además de perderse fácilmente, todos estos momentos se tornan predecibles muy rápidamente. Esto nos deja con una trama de ritmo lento que parece no tener mucho que decir.

No todo en el filme es malo, como ya lo comente, Corbijn también toma decisiones acertadas. Una de ellas es el dar gran importancia a la transformación que sufre el personaje de Clooney. Por mucho lo más interesante en toda la cinta. Clooney brinda a Jack una personalidad atrapada dentro de sí mismo. No sabemos cómo llego a su trabajo, porque está allí ni quien es en realidad. Todo esto rodea a su personaje de un aura misteriosa, algo excelente en un filme de espionaje. Su actuación acentúa el personaje aún más debido a que en ningún momento abandona su posición de serenidad. El abandono que ha sufrido el personaje es clave en su evolución. Jack empieza a crecer de una persona seria y desolada gracias al refugio que consigue en Clara. Ella no solo le brinda su compañía en lo sexual sino también en su amable trato hacia Jack. Con cada noche y momento que pasa a su lado, este crece más apegado a ella con lo que al mismo tiempo le sobreviene una gran disyuntiva. ¿Qué ocurre si Clara es realmente una agente que busca espiar al espía? Una constante tensión se apodera del espectador debido a la impulsiva naturaleza de Jack. Si es en realidad una agente, no dudara un segundo en presionar el gatillo. Su búsqueda por redención se ve plagada por los mismos motivos que destruyeron todas sus pasadas. ¿Acaso Jack intenta vivir una vida que el no eligió o simplemente trata de sobrevivirla? De esta sencilla pregunta se deriva el mejor aspecto de la cinta, aquel que mantiene al espectador interesado en lo poco interesante.

Otra cosa que se le debe celebrar a este trabajo es su excelente cinematografía. En gran parte apoyado por las hermosas vistas de la provincia Italiana; Corbijn consigue una meticulosa y bien lograda presentación. Las vistas no solo nos pintan majestuosos paisajes sino que complementan los sentimientos por los que vemos pasar a nuestro protagonista. Cada locación encaja perfectamente con las emociones en pantalla. Esto es notable en algunas escenas en particular. Por ejemplo, en una de ellas, Jack invita de día de campo a Clara llevándola a un lugar especial para el en medio de un bosque. Los ángulos e iluminación utilizados dejan en claro que estos son los instantes más liberadores para Jack, aquellos donde no piensa tanto en sobrevivir, sino en vivir.

Vista como un trabajo completo, El Ocaso de un Asesino consigue lo que se propone a lograr, crea un sólido aunque a momentos monótono y aburrido filme de espionaje. Definitivamente no es para todos, aquellos que gusten de ver cine de acción y de ritmos frenéticos querrán salir de la sala después de los primeros 20 minutos. Para quienes, por otro lado, gusten de ver un cine más lento y con personajes interesantes (Hasta cierto punto, claro está), seguramente disfrutaran más de él. Esta no es una cinta donde solo se ve sino que se piensa y analiza. 

miércoles, 2 de marzo de 2011

El Mundo Externo


Después de tantas semanas sin actualizar a Proyector en Espera no creo saber por dónde empezar. De inicio, me disculpo si la mayor falta de entradas fue una decepción para algunos lectores. Entre la escuela y un estado emocional un tanto variado, no encontré el tiempo ni la creatividad para seguir escribiendo reseñas de calidad para mis lectores. Comenzó por suprimir cualquier entrada que no estuviera completada. Esto no quiere decir que vaya a dejar las reseñas de algunas de esas películas por un lado; muy probablemente veamos algunas de ellas por aquí en un futuro próximo. Otro cambio que realice al blog es que de este momento en adelante, Proyector en Espera será actualizado en periodos de dos a tres días por cada entrada. Descubrí que mis estudios representan una buena carga y que me será imposible escribir a diario. Con esto, empiezo la entrada del día de hoy. De nuevo pido perdón a mis lectores, esta vez ya vamos por la buena.

Que mejor manera de iniciarme nuevamente en este blog que presentándoles un cortometraje bastante peculiar. Es importante notar que este trabajo presenta múltiples segmentos donde su contenido puede ser un tanto ofensivo o desagradable (Con esto me refiero a situación donde se implica el sexo y uno que otro insulto). Esto no debería ser problema si se ve al cine como un medio de expresión artístico pero es algo que tenía que aclarar. El trabajo en cuestión es El Mundo Externo (The External World, Alemania, 2011) de David O'Reilly. Es interesante encontrar proyectos tan innovadores y liberales como este. O'Reilly es un gran visionario sin miedo a ser expresivo, además de simplemente ofensivo cuando lo ve necesario. Este filme marca, a mi opinión, un gran crecimiento como artista para él y probablemente su mejor trabajo hasta la fecha.

El Mundo Externo carece de una estructura narrativa convencional, en vez de eso, O'Reilly cuenta una simple historia con ayuda de múltiples escenas sin mucha relación entre sí. El cortometraje inicia con un joven intentando tocar una pieza en el piano junto a su profesor. Intenta un y otra vez pero no tarda más en equivocarse que su profesor en golpearlo por el error. La narrativa sigue sus intentos para lograrlo y con eso crea el argumento básico de la historia. De aquí en adelante, el filme muestra escenas que no tienen que ver con nuestro conflicto inicial. Con personajes y líneas del tiempo tan distintas, pareciera que O'Reilly tenía otra motivación diferente a la que nos invita a creer de un inicio. Tanto en forma como en personalidad, cada personaje intenta evocar un sentimiento distinto con el cual identificarnos. Mientras que algunos son depresivos otros no paran de ser hilarantes y expresivos. Esto da al corto una sensación y ritmo muy particulares. No se usa una sola palabra y se logra comunicar una gran variedad de emociones que, personalmente, me tomaron por sorpresa. Todo esto es conectado al final con una escena de increíble poder emocional y un significado universal cuya interpretación se tiene que analizar y discutir. Un cierre perfecto para un filme tan complejo en composición.

A pesar de esto, El Mundo Externo no me impresiono por sus personajes sino por su enigmático significado y lo que este implica. O'Reilly presenta tal maestría en el manejo de su propio material que es imposible dejar de ver el filme sin pensar en algo más. Un significado oculto detrás de su aparentemente vacía irreverencia. No solo es entretenido verlo por su alto contenido cómico sino por su gran posición como pieza de análisis. Un trabajo que demanda verse múltiples veces si se es posible y aún más tiempo para comprenderse totalmente. ¿A qué se debe esto, nos podríamos preguntar? Bueno, el hecho de que su estilo me haya recordado tanto al cine de Lynch responde perfectamente a esa pregunta. El Mundo Externo es un ejercicio en surrealismo de inicio a fin. Presenta todas las características de su tipo. Es sumamente rico en su exposición y estructura además de no dejarnos ver tan fácilmente lo que trata de decir. En pocas palabras, se necesita pensar más allá del mismo para encontrarle un significado. Es por ello que no entrare en detalle acerca del mío; eso solo los predispondría  directamente a mi punto de vista. Tampoco busco asustar a nadie con tanto palabrerío, si bien este trabajo nos invita a reflexionarlo, también es posible verlo por el simple mérito de que es hilarante en todos los sentidos.

Otro aspecto, que no por quedar al último es menos importante, es su muy característico estilo visual. Una extraña mezcla entre mímica a los videojuegos de los noventas y elementos modernistas. Todas las animaciones son adecuadas y en ningún momento excede al contexto. No se siente como distractor sino todo lo contrario. Sus formas abstractas complementan al aspecto intelectual del proyecto que ya de inicio era excelente. Les aseguro que después de verlo y recordarlo, muy probablemente les traiga una sonrisa a su rostro.

El Mundo Externo es un trabajo increíblemente destacable. O'Reilly pasó de ser un desconocido a uno de esos directores cuyos trabajos seguiré viendo con frecuencia y a momentos. Un excelente ejercicio surrealista de gran originalidad dentro de su género y de filme en general. Realmente recomiendo verlo por lo menos dos veces. La primera simplemente para divertirnos y una segunda para encontrar todo eso que se dejó pasar lo cual, les aseguro, los hará redescubrirlo por completo.


El Mundo Externo: The External World - Short of the Week