Como cinéfilo, una de las mejores sensaciones que puedes tener es el ver revivir a uno de tus géneros preferidos. Cuando crees que nunca volverás a ver una película así. Como todas esas horas pasaron y parecen no regresar. Es difícil reconfortare cuando lo ves de esa postura. Es en esos momentos cuando recomiendo decirme a mí mismo la frase: “Nunca digas nunca”. Quien sabe, puede ser que un día de estos me sorprendan una vez más. Eso, fue justamente lo que ocurrió cuando hoy, por fin tuve la oportunidad de ver Temple de Acero (True Grit, EUA, 2010) de los Hermanos Coen. Un western en toda la extensión de la palabra. Contando con cada elemento que hace al género uno de mis preferidos; el filme me ha movido de formas que no creía posibles desde ya hace un tiempo. Con disparos, caballos, bandidos y un característico Viejo Oeste; Temple de Acero nos da un western como los que ya no existen.
Desde el inicio de la cinta pude ver algo que me agrado en grande. Esta no se esfuerza por darnos una trama psicológica en la cual nos perdamos en horas de debate. No, los Hermanos Coen crean un western no solo en elementos sino también en esencia. La historia nos cuenta la jornada de una joven llamada Mattie Ross (Hailee Steinfeld) quien con la ayuda de un caza-recompensas local, Rooster Cogburn (Jeff Bridges), intentan vengar la muerte de su padre. La historia no únicamente es un perfecto tributo sino que se mantiene simple y sin giros innecesarios a lo largo de su duración. Tomando la extensa filmografía de los Hermanos, en donde podemos ver proyectos realmente complejos narrativamente hablando; esto no fue simple coincidencia o falta de motivación. Una decisión acertada fue darnos más de lo que necesitábamos. A lo largo de todo el filme, los personajes expanden su visión de ese mundo a través de múltiples historias y relatos alternos. Estos no tienen relevancia a la trama principal pero agregan ese toque profundo que tiene que darse a una película. Sin él, los personajes no tendrían base para sentirse creíbles.
Por mucho, la mejor parte de este trabajo es la interacción entre sus personajes. La dinámica que existe entre Steinfeld y Bridges es merecedora de todos los aplausos que la prensa estadounidense le ha dado recientemente. Ambas actuaciones pasan de solo ser buenas a convertirse en papeles realmente simbólicos. Quizás no icónicas como John Wayne en Mas Corazón que Odio (1956) o Clint Eastwood en El Bueno, el Malo y el Feo (1966) pero definitivamente únicas en sus propios méritos. Cuando termino la cinta, no sabía a quién aplaudirle más. Steinfeld realmente debería de ganar el Premio de la Academia a Mejor Actriz en un Rol Secundario (Lo sé, una largo título). Creo que desde hace años no veía a una actriz tan joven y con poca experiencia asumiendo un papel tan maduro. No solo dentro del filme sino en su impecable personificación y profesionalidad. Bridges, por el otro lado, nos da el mejor personaje de la cinta. A pesar de ser un asesino, el personaje tiene una razón de ser así. No solo se vale de medios astutos sino que también comparte una ideología con Mattie: “No existe criminal que escape de la justicia”. Además de esto, Bridges es sencillamente carismático, cuando el ríe uno reirá también sin siquiera saberlo. Ambos actores se comportan como si existiera algo más que un contrato, pasan de tomar el papel de socios al de un autentico padre e hija.
Ya habiendo mencionado las actuaciones, el otro factor de importancia es un personaje mucho más grande. El mismísimo Viejo Oeste. Las locaciones que vemos en la cinta no solo demuestran ser características sino que con un alma propia. Los pueblos hechos de madera, los caballos galopando en el horizonte, el clima seco y desértico. Esos detalles esenciales para cualquier western construyen un viejo territorio único, incluso dentro de sí mismo. Y no solo eran los lugares, las personas que los habitaban también tienen gran parte del crédito. La película cuenta con múltiples personajes singulares que, aunque no desarrollados en ninguna forma, agregan a la atmósfera general. Desde un ambulante medico vestido en una piel de oso hasta una pandilla de forajidos con sus representativas botas y sombreros. Un escenario extremadamente personal y universal. Es fácil sentirse identificado y aún más sencillo el permanecer maravillado.
Temple de Acero es un filme que no se vale por las convenciones; las utiliza a su favor con el fin de crear una verdadera obra maestra. Los Hermanos Coen han sido unos favoritos para mí desde que empecé a ver cine. Cuando veo filmes como este solo reafirmo ese sentir. La cinta no solo triunfa como un gran drama sino como una enseñanza de vida. No de cómo esta es injusta o difícil sino como hasta en las personas más duras podemos encontrar un alma que lo identifique. Un grandioso western que aspira a ser algo más que una simple película de vaqueros; convirtiéndose así en un verdadero tributo a los viejos tiempos.
Me muero de ganas por ver esta peli sr saul! Pero ya sabes, de aqui a que llegue pueden pasar meses!
ResponderEliminarComo has estado? Ya tienes favorita para los Oscars? Hace mucho que no hablamos :(
Luego me conecto jiji te quieroooo
Rebeca J
Rebee: La verdad, esta es mi selección para el Oscar. En comparación a The Social Network (2010) o Inception (2010), aquí podemos ver un alma del cual hablar. Mientras en las otras dos las escenas son buenas y las actuaciones también, ninguna de ellas realmente te inspira algo de forma interior. True Grit (2010), por otro lado, tiene por ella todo lo que puedes desear. Actuaciones, lugares, dirección (De todos modos es difícil ir mal en esto cuando hablamos de los Coen), fotografía, música. Creo que definitivamente debes de ir a verla.Desde que te conocí hemos sido grandes admiradores de los Coen y este es uno de sus mejores trabajos a la fecha.
ResponderEliminar