lunes, 28 de marzo de 2011

Dos Hombres


¿Jamás se han preguntado que le ha ocurrido al joven que recién paso corriendo? Quizás ha robado una tienda cercana y está escapando con las ganancias del día. También puede ser que simplemente este haciendo ejercicio o quizás solo está corriendo por el afán de correr. No sabemos con certeza y probablemente nunca lo haremos. Situaciones como esta; de carácter trivial y sin mucho fondo en que basarnos, dan vida (y emoción) a uno de los mejores cortometrajes que he visto en los últimos meses y que hoy les presento aquí. Dos Hombres (Two Men, Australia, 2010) de Dominic Allen es un trabajo que nos invita a pensar, al trasladarnos a un simple evento que relata nuestra vida cotidiana y dándole un giro mucho más reflexivo y poético.

Hablar de la trama de Dos Hombres es como intentar resumir un sueño. Es posible conseguirlo, pero inevitablemente olvidaremos detalles sin los cuales es imposible de comprender. En este caso, el cortometraje se basa en la reflexión de un hombre descansando. Vuelve su cabeza, solo para ver a otro sujeto corriendo a lo lejos, con lo que empieza a preguntarse qué será lo que le ocurre. Cuáles podrían ser sus motivaciones o lo que lo impulsa a seguir. En ese momento, toda posibilidad se torna valida y aceptable. Existe la misma probabilidad de que este escapando a que solo quiera encontrarse a su mujer.  Allen utiliza esta reflexión a su favor dando forma a su historia y personajes. El filme dice más con lo que no deja ver que con lo que hace que observemos. Sus personajes no tienen voz ni tampoco mucho desarrollo pero, al menos por momentos, nos identificamos con ellos al igual que lo hacemos con nosotros mismos. En vez de crear personajes completos, Allen nos regala un lienzo con el cual nosotros también formamos parte de la historia.

Una vez que hemos dejado eso en cuenta, los resultados narrativos son aún más claros (y satisfactorios debo de agregar). Allen consigue lograr un ritmo y tiempo perfectos para su trabajo. Ninguna escena o corte es innecesario o de relleno. Esto hace que cada imagen de un paso adelante en la historia y la haga moverse de formas mucho más dinámicas. El resultado es casi rítmico y en momentos hasta hipnotizante. Su corta duración (Apenas logra llegar a los 4 minutos) no deja en vista rastro alguno de pasos mal dados. En mi experiencia personal, me encontré maravillado por su fluidez a la que solo puedo describir como algo casi orgánico. Allen hizo un gran trabajo en hacer sentir su obra más como una larga toma que como una compilación de imágenes, un producto unificado no solo por su temática sino también por sus propios movimientos.

A pesar de todo esto, considero que el aspecto más agradable recae en la magnifica fotografía, por parte de Timothy Melville. Un conjunto diverso y cambiante de todo tipo de tomas, desde aquellas logradas a base de una cámara inmóvil hasta algunos cuantos “close-ups”. La gama de colores encaja a la perfección con las representativas villas Australianas donde el corto toma lugar. El aspecto resultante es ciertamente caluroso y, de alguna forma, hasta desolador. La edición no solo ayuda en las transiciones de la corta cinta sino que también ayuda a crear ese sentimiento reflexivo que ya había mencionado antes. Saltando entre nuestro pensante protagonista y la desconocida situación del corredor, Allen enfoca nuestra atención en el contexto en vez de únicamente en las imágenes o en la narración.

Dos Hombres es más que solo un proyecto menor (Tras ser premiado en el 58avo. Festival Internacional de Cine de Melbourne considero que existe gran probabilidad de verlo entre unos cuantos más), es un trabajo donde las habilidades de un director emergente son demostradas de manera ejemplar. Evocativo y personal además de artístico y reflexivo, el cortometraje consigue relatar un hecho que probablemente nos ha ocurrido cientos de veces pero, que muy pocas, nos detenemos a reflexionar. 

domingo, 20 de marzo de 2011

Intriga Internacional

Dejare este comentario tan solo como un borrador. El motivo para esto es que quiero escribir una critica profunda y completa. Hacer justicia a un filme que, considero, tiene una gran importancia en el corazón de muchos cinefilos. Mientras tanto, pueden esperar la critica del cortometraje francés Matatoro (Francia, 2010), un trabajo influenciado en gran parte por sus bases surrealistas y un estilo particularmente novedoso.

martes, 15 de marzo de 2011

Únicamente Existe un Sol


Por fin! Qué bien se siente estar de vuelta escribiendo después de lo que fue una estresante semana. Entre tareas, exámenes y muchos proyectos, a veces creo que no me queda más tiempo para lo que realmente me gusta hacer. A pesar de eso, escribir en este blog me trae siempre una gran sonrisa al rostro y aún más viendo como ustedes pueden compartirlo conmigo. Por eso quiero dar gracias a todos los lectores que siguen a Proyector en Espera; en especial a aquellos que continúan leyendo a pesar de los tantos retrasos y contratiempos que suelo tener al actualizarlo. No los hago esperar más, por lo que he aquí la entrada de hoy…

“Últimamente he sentido cierto alejamiento por mi parte hacia el cine oriental. Es claro que no puede ser por falta de material (Aun necesito ver gran parte del cine de Ozu, Kurosawa y Oshima) ni tampoco falta de interés, entonces, ¿Qué será?” Con esta mismísima pregunta me tope hace un par de semanas, cuando iba a publicar mi reseña de Únicamente Existe un Sol (There is Only One Sun, China, 2007) de Wong Kar-Wai, por primera vez en este blog. Esto ocurrió cuando recién entraba en ese proceso de adaptación hacia mis responsabilidades, por lo que la crítica quedo volando y sin poderla aterrizar. A pesar de esto, la idea de reseñar un filme tan particular como este me invito a intentarlo una vez más.

Un trabajo como Únicamente Existe un Sol es único en su especie. Algo que muy pocas veces vemos por estos lares y más aún cuando un renombrado director es puesto a cargo. Una confusa mezcla entre obra artística y vehículo publicitario que nace de la unión de dos medios visuales. Para introducirlos un poco más a lo que me refiero, he aquí un poco de historia: En 2007, Philips cierra un contrato con el aclamado director Wong Kar-Wai para realizar un cortometraje publicitario que sería puesto en Internet. Esto con el fin de promocionar su nueva línea de televisiones Aurea Ambilight. Kar-Wai se ve con libertad artística del proyecto con lo que necesita integrar los productos ya mencionados. El resultado, lejos de ser un simple comercial estilizado, se convierte en un buen cortometraje por sus propios méritos. Algo increíblemente raro en la industria, o al menos de una forma tan directamente relacionada e implícita. Es probable que ambos medios tomen características del otro a un ritmo diario pero el trabajo que vemos aquí es algo más que unas ideas prestadas. Una serie de imágenes impactantes a la vista por sus fuertes colores y contrastes. Posees estilizadas que van desde simples movimientos rítmicos hasta secuencias momentáneamente abstractas. Todo eso júntense con una pequeña historia y Kar-Wai pasa de simple director creativo a una especie de visionario en el medio.

Únicamente Existe un Sol posee una buena serie de atributos que merecen mención pero nada más significativo que su bien estructurada narrativa. Kar-Wai no se detiene ante las restricciones que sufren los videos publicitarios, en vez de eso, intenta sacar provecho de las necesidades en las que se ve involucrado. Una historia compleja no podría existir puesto que el mensaje original se perdería pero su no existencia puede llevarnos a perder lo que en un principio veíamos interesante. Son esos momentos donde Kar-Wai hace uso de personajes que con poco puedan decir mucho y los introduce a la historia. Que mejor elección pudo haber hecho que una agente secreta llamada 006, quien necesita investigar un caso que involucra a una importante figura llamada Light. Para esto, la Agente 006 necesita fingir ceguera con el fin de ganar su confianza, o ese era el plan hasta que ella comienza a sentir un lazo emocional con el involucrado. ¡La clásica de espías!, Qué más puedo decir. La interacción entre la Agente 006 y Light se torna tensa y a momentos intima, todo con el fin de romper la monotonía e interesarnos por los personajes. El porqué, cómo, cuándo y el cual pasan a ser inutilizados puesto que, realmente, con espías no necesitamos saber más.

Tampoco podría hablar de este proyecto sin mencionar el motivo de su creación, promocionarnos una variada gama de luminosos televisores. Kar-Wai opta por una salida inteligente a esta cuestión. Mientras que muchos otros pondrían el título de la marca por todos lados, llevando el concepto de la muestra a la explotación; Kar-Wai juega sus cartas por debajo de la mesa. Si se necesitan poner teles, porque habría de hacerse de otra manera que no fuera sino para la ambientación. Un mensaje constante, directo y llamativo que comunica perfectamente bien lo que Philips intentaba vendernos. Un ambiente. Los fuertes contrastes y fusiones de color hipnotizan al espectador, casi como algo rítmico y desconocido. Evocando lo que desconocemos, con el fin de interesarnos por lo que vendrá.

Únicamente Existe un Sol puede no ser una de las mayores o más influyentes obras del maestro Kar-Wai (Chungking Express (1994) es aun la cinta más influyente y citada de su carrera), pero esto es definitivamente un paso en la buena dirección. Innovador, evocativo y hasta hipnótico son solo algunos de los adjetivos que personalmente daría a este trabajo. Quizás no lo mejor, pero definitivamente lo más interesante. 

miércoles, 9 de marzo de 2011

La Desaparición de Haruhi Suzumiya


A momentos pienso que ya parezco grabadora. Repitiendo una y otra vez algo que menciono de forma frecuente en mis reseñas. El cine lo encontramos en todos lados, incluyendo el bueno o el al menos interesante. Uno puede decir que incluso en la publicidad puede existir el buen cine. Pero algo extraño ocurre cuando volvemos nuestra vista sobre las series de televisión. A pesar de la gran cantidad de filmes basados en series que existe, pocos los podemos llamar una “buena” cinta. En ocasiones por su calidad o contenido pero en gran parte por su estructura disfuncional. En muchos de los casos, estos filmes se sienten como un simple episodio extendido o secuenciado. Sin una estructura apropiada, incluso la mejor historia fracasa. Esta es mi noción personal, pero, al igual que pienso que muchos de ellos son poco efectivos; existen otros pocos cuyo contenido y estructura se ven perfectamente logradas. Con ese argumento en mente, les traigo la elección del día de hoy. La Desaparición de Haruhi Suzumiya (Suzumiya Haruhi no Shōshitsu, Japón, 2010) de Tatsuya Ishihara. Un filme que sobrepaso mis expectativas y rompió con uno que otro prejuicio acerca de la capacidad del filme en la pantalla chica.

Como dije en mi primera entrada, primero lo primero, y aun mas tratándose de este filme. La cinta es parte integra dentro del contexto de la serie a la que pertenece, "La Melancolía de Haruhi Suzumiya". Por ello, algunos espectadores ajenos a la misma podrían resultar perdidos de forma inicial. Esto se debe a que la película retoma muchas referencias interpuestas por la serie además de manejar narrativas alternas con la misma. En lo personal, he tenido la oportunidad de ver uno que otro episodio gracias a un buen amigo (Al cual también le agradezco el mostrarme el filme en cuestión). Les puedo asegurar que no son esenciales para poder verla, pero aquellos que los intenten serán realmente recompensados. Habiendo dejado eso en claro, prosigo a explicar un poco la trama. Kyon es un joven cuya vida nos podría parecer increíblemente trivial. Asiste a la escuela, tiene un grupo de amigos y parece nunca despertar temprano. Esto creemos, hasta que vemos la realidad. Sus amigas van desde una inusual alienígena hasta extrovertida compañera que posiblemente sea un ser omnipotente.  Todo parece ser normal (Si es que le podemos llamar “normal” a eso) hasta que un día, todo parece desaparecer sin previo aviso. No más alienígenas o dioses sino solo una vida normal. El resto de la historia sigue a Kyon, en su intento por recuperar aquella vida de la cual mucho se quejaba. El planteamiento parece complejo de inicio y solo se torna aún más confuso conforme pasa la cinta. La atención del espectador debe de ser completa para su comprensión. Sin embargo, el resultado final resulta ser increíblemente satisfactorio. Su duración de poco más de 160 minutos puede asustar a algunos pero créanme que vale la pena.

Como ya había mencionado, el pilar más importante de esta historia es su avanzada y compleja estructura narrativa. Pasando de un lado a otro en años más y años menos, manejando múltiples líneas narrativas y utilizando cada recurso del cual le fue permitido. Ishihara consigue darnos un excelente trabajo, uno que brilla por lo completo que llega a ser, iniciando con su gran variedad temática. Los momentos de suspenso logran ser fascinantes mientras que los dramáticos llegan a ser genuinamente emotivos. Un repertorio de emociones que solo puede ser descrito usando la alegoría de una atracción de feria. Los múltiples cambios a los que se ve sometida la línea de tiempo son arriesgados; al punto en que pueden perder sentido y coherencia, mas Ishihara jamás llega a este extremo. Permanece en esa delgada línea entre lo interesante y lo confuso, aun cuando siga jugando con las posibilidades. A pesar de todo esto, el punto clave yace en su composición extremadamente fílmica. Mientras que otras películas de televisión caen en el rutinario “Episodio Extendido”, esta intenta semejarse más a un filme de animación que a un capitulo con mayor presupuesto. Al darse esta pequeña, pero significativa libertad, Ishihara consigue refinar sus técnicas al punto de convertirse en algo merecedor de la pantalla grande.

Es en base a ese mismo argumento que llegamos a nuestro siguiente punto. La calidad en animación presente en este trabajo, es mucho mayor a la que solemos ver en la televisión. Las tomas nocturnas son especialmente remarcables. No solo consiguen sentirse reales sino que logran complejos efectos de iluminación en el proceso. La profundidad y las luces de los automóviles brindan una vitalidad y realismo que te inmerge de mayor manera. Las siluetas y líneas que conforman los personajes son estilizadas y bien definidas, además de naturales. Los paisajes y los ángulos de “cámara” intentan crear la ilusión de que realmente estamos viendo un filme actuado. Todo esto se vuelve aún más destacable cuando tomamos en cuenta su duración. Mientras que la gran mayoría de las cintas animadas rondan los 90-110 minutos, el trabajo de Ishihara va casi por las 3 horas. El trabajo necesario para mantener tal calidad de animación por el tiempo requerido es impresionante.

Poco más puedo decir acerca de La Desaparición de Haruhi Suzumiya que no haya sido dicho en estos últimos renglones. Ya sabemos que tiene una fuerte historia, magnifica estructura e increíble animación pero ¿Es algo que realmente se puede ver y comprender sin conocimiento previo? A mi opinión, totalmente. Es por filmes como este que refuerzo mi postura de que, el buen cine, lo encuentras hasta en la sopa. 

sábado, 5 de marzo de 2011

El Ocaso de un Asesino


Con una frecuencia casi cronológica, cada sábado viene con una nueva cinta que ver en el cine, al menos en mi caso. De forma regular esto me lleva por dos rutas distintas. La primera: La película fue excelente y de mi agrado. La segunda: La película fue sencillamente mala o aburrida. También es claro que esto no se trata de un blanco y negro; entre ambas opciones existen cientos de grises distintos. Es por ello que quede un tanto sorprendido después de ver El Ocaso de un Asesino (The American, EUA, 2010) de Anton Corbijn. Un filme que me es difícil de calificar debido a lo aislado que se encuentran sus elementos, tanto positivos como negativos.

Todo buen filme necesita enfatizar su narrativa sobre prácticamente todo lo demás. El Ocaso de un Asesino parece darse cuenta de eso a momentos. Corbijn provee a su trabajo de algunas excelentes decisiones para solo después eclipsarlas por otras mucho menos inteligentes. La premisa es bastante simple: Jack (George Clooney) es un espía e inventor de armas que trabaja secretamente para un hombre llamado Pavel (Johan Leysen). Al verse forzado a cambiar su vida por completo debido a un evento inicial, este viaja a Italia en busca de paz. Después de encontrar hogar en una pequeña ciudad medieval, se le encarga la creación de un arma especializada para un crimen. Dentro de su impenetrable culpa y soledad, Jack intentara buscar refugio en la única persona en la que parece confiar; una prostituta llamada Clara (Violante Placido). La historia se escucha interesante de inicio pero la forma en la que se presenta es el verdadero problema. Corbijn opta por un filme de ritmo lento y repleto de suspenso que, desgraciadamente, jamás logra concretarse. A momentos, estaba seguro que a cualquier instante algo ocurriría para después decepcionarme al ver lo fácil que esto se perdía.  Además de perderse fácilmente, todos estos momentos se tornan predecibles muy rápidamente. Esto nos deja con una trama de ritmo lento que parece no tener mucho que decir.

No todo en el filme es malo, como ya lo comente, Corbijn también toma decisiones acertadas. Una de ellas es el dar gran importancia a la transformación que sufre el personaje de Clooney. Por mucho lo más interesante en toda la cinta. Clooney brinda a Jack una personalidad atrapada dentro de sí mismo. No sabemos cómo llego a su trabajo, porque está allí ni quien es en realidad. Todo esto rodea a su personaje de un aura misteriosa, algo excelente en un filme de espionaje. Su actuación acentúa el personaje aún más debido a que en ningún momento abandona su posición de serenidad. El abandono que ha sufrido el personaje es clave en su evolución. Jack empieza a crecer de una persona seria y desolada gracias al refugio que consigue en Clara. Ella no solo le brinda su compañía en lo sexual sino también en su amable trato hacia Jack. Con cada noche y momento que pasa a su lado, este crece más apegado a ella con lo que al mismo tiempo le sobreviene una gran disyuntiva. ¿Qué ocurre si Clara es realmente una agente que busca espiar al espía? Una constante tensión se apodera del espectador debido a la impulsiva naturaleza de Jack. Si es en realidad una agente, no dudara un segundo en presionar el gatillo. Su búsqueda por redención se ve plagada por los mismos motivos que destruyeron todas sus pasadas. ¿Acaso Jack intenta vivir una vida que el no eligió o simplemente trata de sobrevivirla? De esta sencilla pregunta se deriva el mejor aspecto de la cinta, aquel que mantiene al espectador interesado en lo poco interesante.

Otra cosa que se le debe celebrar a este trabajo es su excelente cinematografía. En gran parte apoyado por las hermosas vistas de la provincia Italiana; Corbijn consigue una meticulosa y bien lograda presentación. Las vistas no solo nos pintan majestuosos paisajes sino que complementan los sentimientos por los que vemos pasar a nuestro protagonista. Cada locación encaja perfectamente con las emociones en pantalla. Esto es notable en algunas escenas en particular. Por ejemplo, en una de ellas, Jack invita de día de campo a Clara llevándola a un lugar especial para el en medio de un bosque. Los ángulos e iluminación utilizados dejan en claro que estos son los instantes más liberadores para Jack, aquellos donde no piensa tanto en sobrevivir, sino en vivir.

Vista como un trabajo completo, El Ocaso de un Asesino consigue lo que se propone a lograr, crea un sólido aunque a momentos monótono y aburrido filme de espionaje. Definitivamente no es para todos, aquellos que gusten de ver cine de acción y de ritmos frenéticos querrán salir de la sala después de los primeros 20 minutos. Para quienes, por otro lado, gusten de ver un cine más lento y con personajes interesantes (Hasta cierto punto, claro está), seguramente disfrutaran más de él. Esta no es una cinta donde solo se ve sino que se piensa y analiza. 

miércoles, 2 de marzo de 2011

El Mundo Externo


Después de tantas semanas sin actualizar a Proyector en Espera no creo saber por dónde empezar. De inicio, me disculpo si la mayor falta de entradas fue una decepción para algunos lectores. Entre la escuela y un estado emocional un tanto variado, no encontré el tiempo ni la creatividad para seguir escribiendo reseñas de calidad para mis lectores. Comenzó por suprimir cualquier entrada que no estuviera completada. Esto no quiere decir que vaya a dejar las reseñas de algunas de esas películas por un lado; muy probablemente veamos algunas de ellas por aquí en un futuro próximo. Otro cambio que realice al blog es que de este momento en adelante, Proyector en Espera será actualizado en periodos de dos a tres días por cada entrada. Descubrí que mis estudios representan una buena carga y que me será imposible escribir a diario. Con esto, empiezo la entrada del día de hoy. De nuevo pido perdón a mis lectores, esta vez ya vamos por la buena.

Que mejor manera de iniciarme nuevamente en este blog que presentándoles un cortometraje bastante peculiar. Es importante notar que este trabajo presenta múltiples segmentos donde su contenido puede ser un tanto ofensivo o desagradable (Con esto me refiero a situación donde se implica el sexo y uno que otro insulto). Esto no debería ser problema si se ve al cine como un medio de expresión artístico pero es algo que tenía que aclarar. El trabajo en cuestión es El Mundo Externo (The External World, Alemania, 2011) de David O'Reilly. Es interesante encontrar proyectos tan innovadores y liberales como este. O'Reilly es un gran visionario sin miedo a ser expresivo, además de simplemente ofensivo cuando lo ve necesario. Este filme marca, a mi opinión, un gran crecimiento como artista para él y probablemente su mejor trabajo hasta la fecha.

El Mundo Externo carece de una estructura narrativa convencional, en vez de eso, O'Reilly cuenta una simple historia con ayuda de múltiples escenas sin mucha relación entre sí. El cortometraje inicia con un joven intentando tocar una pieza en el piano junto a su profesor. Intenta un y otra vez pero no tarda más en equivocarse que su profesor en golpearlo por el error. La narrativa sigue sus intentos para lograrlo y con eso crea el argumento básico de la historia. De aquí en adelante, el filme muestra escenas que no tienen que ver con nuestro conflicto inicial. Con personajes y líneas del tiempo tan distintas, pareciera que O'Reilly tenía otra motivación diferente a la que nos invita a creer de un inicio. Tanto en forma como en personalidad, cada personaje intenta evocar un sentimiento distinto con el cual identificarnos. Mientras que algunos son depresivos otros no paran de ser hilarantes y expresivos. Esto da al corto una sensación y ritmo muy particulares. No se usa una sola palabra y se logra comunicar una gran variedad de emociones que, personalmente, me tomaron por sorpresa. Todo esto es conectado al final con una escena de increíble poder emocional y un significado universal cuya interpretación se tiene que analizar y discutir. Un cierre perfecto para un filme tan complejo en composición.

A pesar de esto, El Mundo Externo no me impresiono por sus personajes sino por su enigmático significado y lo que este implica. O'Reilly presenta tal maestría en el manejo de su propio material que es imposible dejar de ver el filme sin pensar en algo más. Un significado oculto detrás de su aparentemente vacía irreverencia. No solo es entretenido verlo por su alto contenido cómico sino por su gran posición como pieza de análisis. Un trabajo que demanda verse múltiples veces si se es posible y aún más tiempo para comprenderse totalmente. ¿A qué se debe esto, nos podríamos preguntar? Bueno, el hecho de que su estilo me haya recordado tanto al cine de Lynch responde perfectamente a esa pregunta. El Mundo Externo es un ejercicio en surrealismo de inicio a fin. Presenta todas las características de su tipo. Es sumamente rico en su exposición y estructura además de no dejarnos ver tan fácilmente lo que trata de decir. En pocas palabras, se necesita pensar más allá del mismo para encontrarle un significado. Es por ello que no entrare en detalle acerca del mío; eso solo los predispondría  directamente a mi punto de vista. Tampoco busco asustar a nadie con tanto palabrerío, si bien este trabajo nos invita a reflexionarlo, también es posible verlo por el simple mérito de que es hilarante en todos los sentidos.

Otro aspecto, que no por quedar al último es menos importante, es su muy característico estilo visual. Una extraña mezcla entre mímica a los videojuegos de los noventas y elementos modernistas. Todas las animaciones son adecuadas y en ningún momento excede al contexto. No se siente como distractor sino todo lo contrario. Sus formas abstractas complementan al aspecto intelectual del proyecto que ya de inicio era excelente. Les aseguro que después de verlo y recordarlo, muy probablemente les traiga una sonrisa a su rostro.

El Mundo Externo es un trabajo increíblemente destacable. O'Reilly pasó de ser un desconocido a uno de esos directores cuyos trabajos seguiré viendo con frecuencia y a momentos. Un excelente ejercicio surrealista de gran originalidad dentro de su género y de filme en general. Realmente recomiendo verlo por lo menos dos veces. La primera simplemente para divertirnos y una segunda para encontrar todo eso que se dejó pasar lo cual, les aseguro, los hará redescubrirlo por completo.


El Mundo Externo: The External World - Short of the Week

domingo, 6 de febrero de 2011

Los Olvidados


Desde el inicio de Proyector en Espera, he intentado cubrir una gran variedad de películas. Buenas apuestas para mis lectores y para mí por supuesto. Filmes que van desde lo abstracto hasta lo inconfundible. Cada uno con sus propios méritos y con ese “algo” que los hace únicos. Pero, ¿Qué ocurre cuando se intenta hablar de un trabajo que supera lo mejor? La respuesta: Es realmente difícil. No porque se necesite confirmar su excelencia ni tampoco debido a esa presión de cómo algunos “clásicos” no se pueden ver mal. Lo realmente difícil es hacer justicia a esos filmes utilizando palabras; en un medio donde un simple cuadro habla más que mil de ellas. Con ese mismísimo reto me he topado en la siguiente reseña. Los Olvidados (México, 1950) de Luis Buñuel no se trata de una película más en su prolífica filmografía, es una auténtica obra maestra. Una cinta brutal y tremendamente sincera en donde las circunstancias juegan un mayor papel que las propias decisiones.

Antes que nada, necesitamos un corto vistazo dentro del filme. La narrativa nos ubica en el México de la posguerra. Una banda de delincuentes juveniles intenta vivir una vida de pobreza. Su líder, un prófugo llamado El Jaibo (Roberto Cobo), busca cobrar cuentas con aquel que lo denuncio a las autoridades. Su amigo más cercano y también miembro de la pandilla, Pedro (Alfonso Mejía), le ofrece su ayuda. En un arranque de furia, El Jaibo mata a su rival sin saberlo. Poco después, ambos se enteran de lo ocurrido y es donde se enfrentan a su verdadero enemigo, su conciencia. No solo es fascinante ver la desenvoltura y naturalidad de sus protagonistas sino la brutalidad con la que es presentada su vida. El México de Buñuel no está decorado. Todo lo contrario, es un lugar donde solo el adaptado sobrevive y en el cual no existen los buenos y los malos, solo los humanos. Esto no quiere decir que la película sea agonizante. Puede llegar a ser cruda y sin miedo a relatar lo que cuenta, pero también inocente en los momentos adecuados. Haciendo uso de ambos lados en la moneda, Buñuel logra crear el equivalente a una atracción temática de emociones. Cuando recién logramos hacernos a la idea de algo ocurrido, otra situación con mucha más fuerza y peso emocional destruye nuestra percepción. Sin poder encontrar suelo firme, el espectador queda con ansias de ver más, recordando la serie de tragedias que no dejan de golpear.

Todo lo anterior solo nos lleva a pensar en las verdaderas intenciones de Buñuel. A pesar de su intento por exponer una fría realidad, las intenciones de la cinta van más allá de una convencional crítica social. De hecho, a mi parecer, el personaje de mayor importancia  en la cinta es Pedro en vez de Jaibo y por una muy buena razón. Mientras la historia de Jaibo nos refleja las dificultades de vivir en un ambiente hostil; la realidad de Pedro se basa en la pérdida de su inocencia, lo que para mí es la verdadera temática del filme. Buñuel intenta relatar la vida de un niño que recién empieza a comprender lo dura que puede ser la vida. Como todos esos juegos y travesuras quedaron atrás con el fin de iniciar una nueva etapa dentro de su vida. Su sentimiento inicial es de rebeldía y oposición, más cuando lo que ve definitivamente no le gusta. Trabajos extenuantes, rechazo social y una reforzada falta de apoyo por parte de quienes lo rodea, especialmente su propia madre. Todo esto le hace darse cuenta de la cruda realidad. El paso de un joven para convertirse en algo más, incluso, contra su propia voluntad. Es por ello que Los Olvidados me resulta tan fascinante. No es solo por la impecable caracterización de Pedro por parte Mejía o la maestría habitual de Buñuel, sino esa autentica sensibilidad que ambos le inyectan al personaje. Una ventana por donde veía algo real y no un retrato ficticio. La evolución natural de su personaje a lo largo de la cinta es algo de esperarse. De inicio en la rebeldía y de fin una trágica representación de su temprana madurez.

Buñuel no se caracteriza por ser un cineasta fácil de entender. Sus películas, por lo general, relacionan una gran cantidad de disyuntivas morales con un fuerte énfasis en la crítica social. Más de una vez me he encontrado perdido entre tanto palabrerío. Por otro lado, Los Olvidados es bastante segura en su estructura narrativa sin perder su complejidad. Un espectador común puede ver la película y disfrutarla sin pensarlo demasiado; mientras tanto, aquellos que estén más inmersos encontraran mucho de qué hablar, como note anteriormente. Es aquí donde triunfa espectacularmente la dirección de Buñuel. A pesar de mantener un sólido y conciso mensaje a lo largo de toda la cinta, este es lo suficientemente universal como para ser comprendido por todo espectador. La facilidad con la que se desenvuelve la historia permite un desarrollo mucho más comprensible.

Otro aspecto interesante de este trabajo en particular, es la evolución de un personaje que ni siquiera se encuentra dentro del contexto narrativo. Estoy hablando del mismísimo Luis Buñuel. Al ser establecido como uno de los mayores  exponentes del surrealismo fílmico, es interesante ver como Los Olvidados carece en gran parte de este elemento. Esto con excepción a una secuencia y símbolos en particular. Una de las escenas más notables de la cinta involucra un tormentoso sueño. En este, un par de gallinas representan el desorden emocional por el que cruza uno de nuestros personajes. El brusco movimiento de la cámara y el poco sentido lógico del acto nos dejan ver su verdadera naturaleza. Este mismo simbolismo (La gallina) se ve utilizada en múltiples ocasiones de manera posterior.  Me alegró ver que, a pesar de ser un cine distinto, Buñuel no olvida sus raíces surrealistas y hace uso de ello con excelentes resultados.

A pesar de tener algo que contar y una manera distintiva de hacerlo, Los Olvidados no hubiera sido el mismo filme sin la colaboración de Gabriel Figueroa. Simplemente existe algo en todas esas tomas que hace sentirlas perfectas. Probablemente sean los ángulos adecuados o aquel momento del día que algunos directores esperan con ansias para filmar. Al no estar seguro, únicamente me queda comentar su gran valor dentro de la cinta en sí. Todas las escenas dentro de Los Olvidados evocan cierto tipo de emoción. Ya sea un sentimiento de desorden o de tensión pura, la cámara sigue a nuestros personajes de forma autentica. No fuerza tomas difíciles ni tampoco efectos complejos, aquí lo natural importa más que el resto. Hubo una toma en particular que capto mi atención. En ella, El Jaibo y un amigo suyo van caminando en busca de un refugio. En su dirección solo se pueden ver casas que reflejan una pobreza extrema, un desarrollo casi nulo.  Del otro lado y más al fondo, un gran paso a desnivel se levanta tal cual gigante. Una figura de superioridad y poderío económico. Tal contraste de riquezas y posición social ayudan a cementar esa imagen de inferioridad. Nuestros personajes no son menos personas que aquellos en el desnivel, pero las circunstancias parecen evitar recordárselos a cada momento.

Algunos dirán que los mejores tiempos para Buñuel fueron sus dos periodos franceses u el corto español. En lo personal, considero su periodo en México el mejor y más prolífico de todos. Los Olvidados es, quizás, su mayor obra dentro de México junto a Ensayo de un Crimen (1955). Un magnifico ejercicio dramático y una fascinante critica a las bases de nuestra sociedad. Más que un México crudo y violento, Buñuel crea una imagen social y cultural fiel a sus tiempos. No es solo una obra maestra, es un filme que resiste el paso del tiempo, madurando con ello tanto su temática como su significado y simbolismo en el proceso. 

sábado, 5 de febrero de 2011

Temple de Acero


Como cinéfilo, una de las mejores sensaciones que puedes tener es el ver revivir a uno de tus géneros preferidos. Cuando crees que nunca volverás a ver una película así. Como todas esas horas pasaron y parecen no regresar.  Es difícil reconfortare cuando lo ves de esa postura.  Es en esos momentos cuando recomiendo decirme a mí mismo la frase: “Nunca digas nunca”. Quien sabe, puede ser que un día de estos me sorprendan una vez más. Eso, fue justamente lo que ocurrió cuando hoy,  por fin tuve la oportunidad de ver Temple de Acero (True Grit, EUA, 2010) de los Hermanos Coen. Un western en toda la extensión de la palabra. Contando con cada elemento que hace al género uno de mis preferidos; el filme me ha movido de formas que no creía posibles desde ya hace un tiempo. Con disparos, caballos, bandidos y un característico Viejo Oeste; Temple de Acero nos da un western como los que ya no existen.

Desde el inicio de la cinta pude ver algo que me agrado en grande. Esta no se esfuerza por darnos una trama psicológica en la cual nos perdamos en horas de debate. No, los Hermanos Coen crean un western no solo en elementos sino también en esencia. La historia nos cuenta la jornada de una joven llamada Mattie Ross (Hailee Steinfeld) quien con la ayuda de un caza-recompensas local, Rooster Cogburn (Jeff Bridges), intentan vengar la muerte de su padre. La historia no únicamente es un perfecto tributo sino que se mantiene simple y sin giros innecesarios a lo largo de su duración. Tomando la extensa filmografía de los Hermanos, en donde podemos ver proyectos realmente complejos narrativamente hablando; esto no fue simple coincidencia o falta de motivación. Una decisión acertada fue darnos más de lo que necesitábamos. A lo largo de todo el filme, los personajes expanden su visión de ese mundo a través de múltiples historias y relatos alternos. Estos no tienen relevancia a la trama principal pero agregan ese toque profundo que tiene que darse a una película. Sin él, los personajes no tendrían base para sentirse creíbles.

Por mucho, la mejor parte de este trabajo es la interacción entre sus personajes. La dinámica que existe entre Steinfeld y Bridges es merecedora de todos los aplausos que la prensa estadounidense le ha dado recientemente. Ambas actuaciones pasan de solo ser buenas a convertirse en papeles realmente simbólicos. Quizás no icónicas como John Wayne en Mas Corazón que Odio (1956) o Clint Eastwood en El Bueno, el Malo y el Feo (1966) pero definitivamente únicas en sus propios méritos. Cuando termino la cinta, no sabía a quién aplaudirle más. Steinfeld realmente debería de ganar el Premio de la Academia a Mejor Actriz en un Rol Secundario (Lo sé, una largo título). Creo que desde hace años no veía a una actriz tan joven y con poca experiencia asumiendo un papel tan maduro. No solo dentro del filme sino en su impecable personificación y profesionalidad. Bridges, por el otro lado, nos da el mejor personaje de la cinta. A pesar de ser un asesino, el personaje tiene una razón de ser así. No solo se vale de medios astutos sino que también comparte una ideología con Mattie: “No existe criminal que escape de la justicia”. Además de esto, Bridges es sencillamente carismático, cuando el ríe uno reirá también sin siquiera saberlo.  Ambos actores se comportan como si existiera algo más que un contrato, pasan de tomar el papel de socios al de un autentico padre e hija.

Ya habiendo mencionado las actuaciones, el otro factor de importancia es un personaje mucho más grande. El mismísimo Viejo Oeste. Las locaciones que vemos en la cinta no solo demuestran ser características sino que con un alma propia.  Los pueblos hechos de madera, los caballos galopando en el horizonte, el clima seco y desértico.  Esos detalles esenciales para cualquier western construyen un viejo territorio único, incluso dentro de sí mismo. Y no solo eran los lugares, las personas que los habitaban también tienen gran parte del crédito. La película cuenta con múltiples personajes singulares que, aunque no desarrollados en ninguna forma, agregan a la atmósfera general. Desde un ambulante medico vestido en una piel de oso hasta una pandilla de forajidos con sus representativas botas y sombreros.  Un escenario extremadamente personal y universal. Es fácil sentirse identificado y aún más sencillo el permanecer maravillado.

Temple de Acero es un filme que no se vale por las convenciones; las utiliza a su favor con el fin de crear una verdadera obra maestra. Los Hermanos Coen han sido unos favoritos para mí desde que empecé a ver cine. Cuando veo filmes como este solo reafirmo ese sentir. La cinta no solo triunfa como un gran drama sino como una enseñanza de vida. No de cómo esta es injusta o difícil sino como hasta en las personas más duras podemos encontrar un alma que lo identifique. Un grandioso western que aspira a ser algo más que una simple película de vaqueros; convirtiéndose así en un verdadero tributo a los viejos tiempos. 

viernes, 4 de febrero de 2011

Amélie


Me gustaría empezar la entrada de hoy pidiendo una disculpa a todos los lectores de Proyector en Espera. No hay excusas para no cumplir la promesa inicial que hice con este blog pero me explicare. La pasada semana estuvo repleta de contratiempos. Fue fácilmente una de las más pesadas y extenuantes en periodo de evaluación. No tuve tiempo libre alguno lo cual también me dejo sin poder ver filme alguno. De este momento en adelante continuare proporcionando entradas frecuentes. Pido disculpas nuevamente y no los dejo esperando más. Después de todo, estamos aquí por el cine ¿No es así?

Amélie (Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, Francia-Alemania, 2001) de Jean-Pierre Jeunet  es un filme sin categoria. No recuerdo haber visto un filme que siquiera entre en sus convenciones. Jeunet no solo proporciona un trabajo sin igual y de gran originalidad sino que lo hace con una calidad y maestría invaluables.  Esa sensación de que estás viendo algo nuevo y sin comparación es algo ciertamente refrescante y bienvenido. No puedo admitir haber entrado en el de forma limpia. Al ser el filme preferido de mi novia, tenía una larga lista de razones por las cuales era excelente sin siquiera haber visto su premisa.  Esto solo hace su triunfo dentro de mi más impresionante. A pesar de entrar con altas expectativas, Amélie me ha dejado con algo más que una magnifica historia, he salido con una experiencia distinta a cualquier otra.

Amélie Poulain (Audrey Tautou) es una joven que desde pequeña ha carecido de afecto. Sus padres la trataban de con mayores limitantes y jamás recibía abrazos o besos. Cuando su padre realizaba un chequeo mensual, su corazón latía más rápido que nunca lo que lo llevo a creer que era un padecimiento cardiovascular en vez de simple emoción. Esto hizo que permaneciera en casa hasta cumplir la mayoría de edad. Ya siendo una joven en sus 20s encuentra trabajo como mesera en un restaurante local. Su vida está por cambiar sin saberlo. Al escuchar la noticia de la muerte de Lady D, deja caer una esfera de cristal que crea un agujero en la pared. Dentro de él, se encuentra una caja con los tesoros de alguien más. Comienza a buscar a esa persona y al conseguirlo se da cuenta de lo que realmente la hace feliz. Traer felicidad a los demás. Esto la lleva a conocer a una persona tan singular como ella. Un complemento de quien cae profundamente enamorada. La narrativa se torna un trabajo del cual nunca he visto parecidos. Jeunet no solo crea un filme en sí, también crea un universo donde pueda existir y ser comprendido.

Los personajes dentro de Amélie son su verdadera alma. Audrey Tautou y Mathieu Kassovitz como la protagonista y su encontrado amor dan todo de ellos mismos. No hablamos únicamente de buena actuación sino de personajes completos, con miedos y aspiraciones. Desde un inicio, uno queda enamorado de Tautou. Su sonrisa, sus expresiones, su mirada y sus palabras. Todo en ella crea un personaje que definió su carrera y en la cual dio la mejor de la misma. Es imposible no simpatizar con ella. Desde sus sueños hasta como logra sus propósitos, todo tiene un porqué de ser sin dejar de ser espontaneo y natural. Es fácil ver porque Nino Quincampoix (Mathieu Kassovitz) se enamora de ella también.  Kassovitz, por su lado, le da a nuestra protagonista el complemento perfecto. Es igual o más peculiar que ella. Colecciona fotografías de otras personas, trabaja en un lugar que no le interesa en lo más mínimo y conduce una motoneta arreglada a su disposición. Son pequeños detalles como estos los que alimentan nuestra visión de ellos.  

La cinta es visionaria. No solo en el sentido de su ambición por ser algo más. Sus imágenes, sus melodías y sus transiciones ayudan a completar ese sentimiento, dejando al espectador satisfecho en el proceso. Tanto la cinematografía de Bruno Delbonnel como la banda sonora de Yann Tiersen se mantienen solidas a lo largo de todo el filme. Evocando felicidad y descubrimiento en cada toma, Delbonnel hizo de Amélie una joya visual. El uso de colores vividos y movidos crea cierta paz interna. Es difícil explicar este sentimiento, pero cuando acabe la película me sentí reconfortado y feliz. La banda sonora de Tiersen es magnífica. Música suave destaca momentos simples mientras las melodías enérgicas invitan a emocionarse. Es un paquete conciso que no deja pasar la oportunidad de sorprender.

Habiendo hablado de todo lo que hace Amélie una joya hace falta agregar un aspecto más. Por mucho, el más importante y el que queda contigo después de verla. El filme es feliz. Simple y al punto. No se tiene que sobre examinar él porque es así ni tampoco como lo lograron. Eso arruinaría un poco la emotividad interior que posee.  Una sensación que ha experimentado cada persona con la que he tenido la oportunidad de verla. Su dialogo es feliz, sus personajes son felices, sus imágenes igual. Jeunet deja atrás sus impenetrables narrativas y fuertes imágenes en favor de un tono ligero y amigable. La mejor decisión que tomo en toda su carrera, a mi opinión. Amélie es su mejor trabajo a la fecha y el más personal.  ¿Por qué digo esto? Me es difícil creer que alguien que carezca de sensibilidad por el cine pueda conseguir tan impresionantes resultados. Proyectos así no se consiguen con años de planeación y un presupuesto enorme. Solo basta el querer lo suficiente a tu material y hacerlo realidad. Jeunet lo ha logrado.

Amélie es un filme sin igual. Un proyecto hecho con cuidado y amor por el material mismo. Su ejecución es impecable mas no pierde su espíritu espontaneo y liberal. Tautou es magnífica, una mujer única que cualquiera quisiera tener a su lado. Los pequeños detalles son, a momentos, algo esencial para crear algo más grande. Jeunet es un artista, una pieza como esta no puede existir sin un visionario detrás de ella. Amélie es profundamente emotiva  y abrazadoramente simple. 

sábado, 29 de enero de 2011

WALL-E


Me es difícil creer que exista algún cinéfilo que no adore a Pixar. La productora va ya por su doceavo largometraje, cada uno mejorando sobre las bases del pasado.  Emocionales, perfeccionistas y con una gran pasión por el cine; Pixar nos da en 2008 una de sus grandes joyas. WALL-E (EUA, 2008) de Andrew Stanton muestra perfectamente porque me encanta el cine. Pixar no solo tenía una historia que contar sino una experiencia que decidió crear.

Pixar es reconocido por nunca tomar la ruta fácil. Cada historia, cada escena, cada momento. Todo se siente fresco y nunca antes visto. WALL-E no es la excepción a la regla. Todo comienza con WALL-E, un anticuado robot de limpieza que fue abandonado en la Tierra cientos de años atrás. Un día, una gran nave especial aterriza cerca de su casa y con ella se encuentra un androide llamada Eva. Él se enamora al instante y hace todo lo posible por llamar su atención. Su objetivo era buscar vida orgánica y cuando lo logra necesita partir. La aventura que surgirá de eso los posiciona en una disyuntiva. ¿Son más importantes los sentimientos, que el propósito por el que fueron creados? Basándose en esa premisa, Pixar construye no solo una historia sino un universo como no hay otro.

Desde el inicio del espectacular primer acto, somos introducidos a una impresionante habilidad narrativa. Sin palabras, sin diálogos, sin escritos. Únicamente usando uso de las expresiones; Pixar consigue dar vida a personajes que no fueron creados para tenerla. WALL-E y Eva son más humanos que la gran mayoría de personajes en cualquier otra cinta. Desde su forma de moverse hasta la manera en que sus ojos cierran. Cada expresión viene acompañada de una emoción con la cual es imposible no simpatizar. La primera media hora no presenta una sola palabra y aun así sentía que conocía a estos personajes de ya hace mucho tiempo. Eso es exactamente lo que busca este medio y no puedo estar más feliz por ello.

Otro aspecto excepcional es la animación en sus propios méritos.  Imágenes que evocan más de lo que mil páginas de guion nos podrían decir. Una distopia con rascacielos de basura, un crucero espacial de tamaño de una ciudad y una galaxia de formas que simplemente quitan el aliento. El cuidado a cada detalle es impecable. Puedes ver cada rincón de la pantalla y encontrar algo único a cada centímetro. Como en todo filme de Pixar, WALL-E está repleta de referencias a otras películas. Aún recuerdo mi sorpresa la primera vez que vi esta cinta. El homenaje a HAL 9000 de 2001: Odisea al Espacio (1968) es magnífico y un gran tributo para todos aquellos que disfruten del cine. Otras referencias menores alientan al espectador a ver cada cuadro delicadamente y sin perder detalle.

El mensaje que impulsa la película es fácil de comprender. No tiene complicaciones ni tampoco intenta ocultarse de forma alguna. Es claro que Pixar buscaba crear conciencia en sus espectadores. Vivimos en una sociedad sostenida por el consumismo. El seguir con esta tendencia nos podría llevar a serios problemas ecológicos. Por ejemplo, habitar un mundo donde la basura construya las montañas más altas y el polvo sea el nuevo “aire fresco”. No querríamos estar en semejante situación. Con eso en mente, en una parte del filme el mismísimo Capitán hace una importante observación. Al igual que una planta, la Tierra es una gran ser vivo y tiene que ser cuidada como tal.

Pixar no decepciona, conservando su lugar en la industria como fábrica de obras maestras. Cuando todo ha sido dicho y hecho, el filme nos habla más de sí mismo con lo que no dice, que con lo que sí cuenta. Una joya fílmica de la animación en todos los sentidos.  WALL-E es fascinante, emotiva y creada a partir de una gran pasión por todo lo que representa el cine. 

viernes, 28 de enero de 2011

El Experimento


Antes de ver la siguiente cinta había escuchado múltiples comentarios acerca de su dificultad para "digerir". Es decir, la película es bastante difícil de ver debido a su contenido. Después de verla puedo calificarla como tal. Si bien no al nivel que me hicieron creer, este particular aspecto ciertamente mejora la cinta. El Experimento (Das Experiment, Alemania, 2001) de Oliver Hirschbiegel triunfa al hacernos sentir empáticos y conectados a su narrativa.

La premisa se basa en un famoso experimento llevado a cabo en la cárcel de Stanford. En este, se tomó participación voluntaria por parte de los involucrados. A una mitad se les dio el rol de guardias mientras a la otra mitad se le tuvo prisionera. Lo que de inicio parecía una buena investigación cayo en la humillación y degradación humana. El filme busca relatarnos lo ocurrido en esos cinco días, en donde los derechos civiles fueron simplemente anulados. Afortunadamente la historia es interesante a lo largo de la cinta. Esto nos deja una sencilla transición entre sus tres principales actos.

Normalmente no me gusta comentar una película únicamente por sus actos. Después de todo, lo importante es el resultado final y el que tan efectivo fue. En este caso, sin embargo, necesito hacer una excepción. Si bien la cinta fue buena, hubo algunas partes que definitivamente bajaban el ánimo. Con un primer acto un tanto mediocre, un segundo acto estupendo y un tercero que tuvo un poco de ambos; no sabría por dónde empezar.

En el primero, somos introducidos a nuestro protagonista, Tarek Fahd (Moritz Bleibtreu). La actuación de Bleibtreu es emocional pero desgraciadamente cae en lo tedioso de forma un tanto apresurada. Esto no hace de un buen filme uno malo pero si desalienta un poco. Sabemos que su figura es la de un rebelde, mas a momentos cae en lo exagerado. En los primeros minutos, Hirschbiegel introduce el peor elemento de la cinta. Una relación amorosa totalmente innecesaria e irrelevante además de posteriormente obstructiva. Fahd sufre un accidente en manos de una deprimida joven llamada Dora (Maren Eqqert). Ambos van a su departamento, se acuestan y de forma repentina se tornan en almas gemelas. Poco cuidado, apresurado y con una aburrida personificación por parte de Eqqert.

En esos momentos sentía que la película me había perdido. Si no hubiese sido por un grandioso segundo acto, eso hubiera ocurrido. Durante los siguientes setenta minutos el espectador revive actos de extrema humillación.  Fuertes, brutales y efectivos. Estos momentos caracterizan el filme y lo hacen único. Empezando por el remarcable personaje de Berus (Justus Von Dohnanyi), quien lidera el grupo de sádicos guardias, el filme toma fuerza. Berus no solo es inteligente y calculador sino una persona carente de ética alguna. No le importa torturar a los presos ni tampoco llevar su rol hasta las últimas consecuencias.

El último acto difícil de calificar. Si bien es satisfactorio y una adecuada conclusión, el uso de la música y la fotografía es pésima y algunas acciones de nuestros personajes son cuestionables. Había momentos en los cuales escenas perfectamente logradas eran arruinadas por la molesta banda sonora. En otros, los personajes optaban por decisiones que no tenían el menor sentido.  Todo esto hacia que un buen final con momentos positivos se volviera una tira de escenas incongruentes. Afortunadamente el peso de lo que hizo bien supero a lo que hizo mal.

A pesar de todos sus problemas, disfrute mucho el filme, o al menos lo hice durante su segunda y tercera parte. La cinta definitivamente no es para todos. Su contenido grafico es fuerte mientras sus complejas implicaciones morales pueden molestar a algunos. Un interesante y entretenido filme que cuestiona si realmente somos buenos o malos más allá de una simple intención. 

miércoles, 26 de enero de 2011

Tiburón


Hace ya algunos años que vi por primera vez Tiburón (Jaws, EUA, 1975) de Steven Spielberg. Aún recuerdo perfectamente el impacto que tuvo esta película sobre mí desde esa proyección. Una sensación de incertidumbre y ansiedad. El preguntarme a quien se “comerán” primero y quien sobrevivirá. La agobiante composición de Williams reproducida en el fondo, alertando con esto que algo definitivamente no está bien.  Cada uno de estos elementos mezclados en una edición perfecta dentro del contexto de la cinta. Más de tres décadas han pasado desde su estreno, e incluso hoy en día mantiene “ese” efecto que no he podido olvidar.

Una historia relativamente arquetípica progresa la cinta en sus dos horas de duración. La celebración de 4 de Julio está cada vez más cerca y un gigantesco tiburón blanco decide darse un festín en las costas locales. El Comisario Brody (Roy Scheider)  se encuentra a cargo del “problema” y más pronto que tarde se sale de su control. Buscando ayuda en un oceanógrafo llamado Matt Hooper (Richard Dreyfuss) y el cazador local Quint (Robert Shaw) se embarca con el fin de capturar a la criatura.

Es claro que una historia tan simple necesita de algo más que su sencilla existencia. Es aquí donde vemos un Spielberg en lo mejor de su juego. El filme cuenta con una dirección brillante y audaz. Convirtiendo nuestra imaginación en el suspenso más eficaz. No se necesita mostrar grandes cantidades de violencia, sangre y efectos para lograr buenos resultados. Basta con crear un gran lienzo blanco dentro del filme; donde cada espectador pueda reflejar sus propios miedos.  El no saber qué ocurrirá y el cómo lo hará nos deja ansiosos de continuar junto los héroes de la historia.

Spielberg logra un filme efectivo no solo en el suspenso sino también en sus entrañables personajes. Tiburón no sería la misma cinta sin la interacción entre Brody, Matt y Quint. Las dos horas de duración de la película no son en vano. Spielberg acierta en su decisión de desarrollar sus personajes por encima de cualquier violencia explotativa. Sería imposible podernos identificar dentro de la historia sin conocer a este trio. Brody siendo aquel con los miedos internos pero la suficiente fuerza como para afrontarlos. Matt siendo nuestro punto lógico dentro de la historia aquel con las decisiones de mayor sentido común. Quint siendo nuestro aventurado cazador con un odio muy bien justificado en lo que es mi escena favorita del filme entero. Cada uno complementa al que tiene a lado y sus problemas son tan reales como los nuestros.

No podemos olvidarnos del verdadero protagonista en toda esta historia, el Tiburón en sí. Usando tomas tanto de tiburones reales como de uno mecanizado creado especialmente para el filme. Spielberg con esto logra una transición perfecta consiguiendo así un efecto creíble. A pesar del uso de estas tomas, el Tiburón no cobra personalidad sino hasta que no lo vemos. Esos momentos donde el espectador construye su propio escenario y únicamente imagina que podrá ocurrir. Cabe mencionar que los efectos del Tiburón son relevantes aun hoy en día. De hecho, es el mejor (y más realista) tiburón ficticio que he podido ver en una película.

Siendo un filme que continua siendo relevante y entretenido tantos años después de su estreno es solo prueba de la calidad del mismo. Aquel donde la expresión “menos es más”  cobró un valido significado. Una indiscutible obra maestra dentro del género del suspenso. 

martes, 25 de enero de 2011

El Código de Thomas Beale


Me gustaría empezar la entrada de hoy disculpando la falta de una ayer. Estuve muy ocupado y lamentablemente no me dio tiempo de ver ninguna de las películas que había planeado. Otro punto importante es que el “Especial – La Historia de la BBS” se verá presentando en partes numeradas y no en una sola semana como tenía planeado. Esto último debido a que el periodo de exámenes está cerca y de eso dependerá el tiempo que tenga para esos filmes.

Volviendo de nuevo a la entrada, el día de hoy escribo acerca de un trabajo inusual pero con un gran sentido de lo que es ser especial. El Código de Thomas Beale (The Thomas Beale Cipher, EUA, 2010) de Andrew S. Allen. Además de iniciar con una premisa bastante interesante; el cortometraje se destaca por una razón: Su técnica de animación. Lo que se puede ver en los diez minutos de duración del filme es algo jamás antes usado en el medio. De inicio sabemos que será algo original y lo bueno es que cumple en todo sentido.

La historia es interesante y mantiene el interés del espectador de inicio a fin. Todo comienza con la narración de un extraordinario criptógrafo, el Profesor White. Por años se ha intentado descifrar uno de los códigos más enigmáticos de la historia, el Código de Thomas Beale. White está a un solo paso de ser el primero en hacerlo pero no sin compañía indeseada que trate de evitarlo. Con esa historia como base, se empieza a desenvolver una narrativa relativamente linear. Esto no es malo en ningún sentido pues su ejecución ha sido muy cuidada.

El reparto seleccionado por Allen da personalidad de forma única a cada personaje especialmente a White. Uno de mis aspectos favoritos en el corto es la naturaleza sistemática de White. Siempre previendo que ocurrirá y adelantándose a la situación antes de que esta lo atrape a él. La gran satisfacción personal que le causa estar tan cerca que incluso podría oler el oro frente a él. El resto de los personajes se tornan intrigantes al momento de entrar a la mejor escena. Involucrando un tren, múltiples sospechosos  y un suspenso bien logrado, Allen crea villanos simples pero efectivos.

Sin embargo, el aspecto más único y gratificante tiene que ser la animación presentada aquí. Como ya mencione antes; esta nueva técnica es única en su tipo y que mejor forma de presentarse que usándose creativamente. Desde las ingeniosas texturas hasta los efectos que nos dan la ilusión de estar en un periódico. Esa variedad de efectos sacan a relucir los mejores momentos de este pequeño filme. Cada segmento de importancia es resaltado por una inteligente secuencia. Todo esto nos da un increíble espectáculo visual, uno de eso que tienen que verse para realmente entenderse.

Cuando uno tiene la oportunidad de apreciar estas breves historias, es cuando el medio en cortometraje se torna realmente satisfactorio. Allen únicamente nos da un ejemplo de lo magnífico que son estos trabajos cuando se realizan con cuidado y pasión. El Código de Thomas Beale rompe el molde de lo convencional, volviéndose así una pieza de arte excepcional.  A continuación dejo el link al cortometraje completo, realmente recomendado. 

El Código de Thomas Beale: The Thomas Beale Cipher - Short of the Week

domingo, 23 de enero de 2011

El Resplandor


El día de hoy tengo una entrada un tanto especial. La primera reseña en el blog sobre una obra del gran maestro Stanley Kubrick. De inicio debería de admitir algo, soy un gran admirador del trabajo de Kubrick y considero que hasta su película menos lograda se encuentra por arriba de algunos filmes que muchos calificaran como perfectos. Lo primero que llegue a notar cuando inicie a ver el cine de Kubrick fue la gran virtud que poseía al crear sus proyectos; su adaptabilidad era verdaderamente increíble. Cuando uno voltea a ver su filmografia no se puede pasar por alto el hecho de que intentaba experimentar géneros variados. Desde la ciencia ficción hasta la sátira, de la comedia al horror, prácticamente no hubo genero que no intentara. La entrada de hoy se centra en su ejercicio en el horror, El Resplandor (The Shining, EUA/Reino Unido, 1980). 

Primero es bueno hablar un tanto de su historia. Jack Torrance (Jack Nicholson), un frustrado escritor con una adicción al alcohol, es contratado por el Hotel Overlook para cuidarlo durante su temporada invernal a lo largo de 5 aislados meses. Acompañado por su esposa Wendy (Shelley Duvall) y su hijo Danny (Danny Lloyd) decide tomar el empleo siendo previamente advertido como hace algunos años un viejo cuidador asesino a toda su familia con un hacha y cometiendo suicidio posteriormente. Conforme pasan los meses, Jack se da cuenta que el Hotel guarda secretos que ninguno esperaba encontrar mientras es conducido a una demencia cada vez mas inevitable. La cinta es remotamente basada en la obra con el mismo nombre por el autor americano Stephen King. Después de su estreno, este la critico fuertemente argumentando que era una mala adaptación en donde grandes libertades se habían tomado. Si de algo sirve, pienso que Kubrick hizo bien su trabajo y que este filme es simplemente otra interpretación de la historia creada por King. 

El Resplandor tiene muchos puntos a su favor pero considero que el mas fuerte de ellos es la actuación de un fenomenal Jack Nicholson como nuestro protagonista. Siempre que veo una cinta con Nicholson en su reparto pienso en que nuevo papel de locura interpretara. Realmente parece haber nacido para este tipo de papeles y cuando esta en su mejor momento no hay nadie quien lo pare. Jack Torrance juega el protagonista/antagonista con el que no es fácil simpatizar mas si es sencillo sentir pena de. A pesar de su temperamental y explosivo carácter, al ver la cinta me encontré pensando que la verdadera victima es en realidad el mismo. El camino a la locura de Torrance es verdaderamente remarcable debido a la fuerza que Nicholson expone frente a la cámara. Desde sus gestos hasta su forma de hablar es distintivo creando así un personaje que sale lo convencional y se torna en un símbolo. No quiero revelar mi escena favorita y con eso arruinarla a otra persona  por lo que solo diré que involucra un bate, un amplio vestíbulo y un increíble intercambio de lineas entre Nicholson y Duvall.  

Kubrick tiene que ser uno de los pocos directores con un estilo concretamente establecido. La gran mayoría de las películas de Kubrick cuentan con ciertos enfoques de cámara, movimientos de la misma, expresiones por sus personajes y uso de símbolos que ayudan a distinguirlas de todas las demás. Aquí no es la excepción y el filme se ve repleto de estas marcas. Un tipo de toma muy particular que es usado en múltiples ocasiones a lo largo de la cinta se enfoca en un solo punto mientras lentamente se va alejando para revelar posteriormente revelar la escena. Otro distintivo fue su uso de figuras simbólicas para representar el descenso a la demencia de Jack, entre las cuales se encuentran apariciones, alucinaciones y voces que le hablan de ningún lugar aparente. 

La excelente fotografía y banda sonora establecen una atmósfera adecuada al tono de la cinta. Una escena en especial sobresale por su gran complejidad. Un pasillo amplio y organizado es cubierto por una cascada de sangre proveniente de un elevador en el fondo. Es una de esas escenas que solo se logran una vez y cuyo único intento fue exitoso. La gran expulsión choca contra la pared contraria al elevador y comienza a inundar la habitación rápida y elegantemente. La música por el otro lado es aquel elemento que realmente sube a la cinta de un suspenso bien logrado a horror psicológico. Aumentando en intensidad cuando un momento inesperado se aproxima y disminuyendo radicalmente de forma casi instantánea posteriormente. Lo efectivo aquí es el hecho de que la música es utilizada en muchas escenas, la mayoría de las cuales terminan sin una sola acción posterior. 

Muchos fanáticos del cine ven a El Resplandor como una pieza maestra en el genero del horror. Una película que se separo de lo convencional gracias a su ingenioso director y unas actuaciones realmente sobresalientes. La mejor parte es como incluso después de múltiples reproducciones el filme permanece fresco y siempre con algo nuevo que mostrar. 

sábado, 22 de enero de 2011

El Hombre mas Maravilloso en el Mundo


Al momento de ver un cortometraje, jamas he podido detenerme y no buscar una interpretación a lo que pienso que visionaba el director con ese trabajo. Es obvio que existen muchos casos con mayor "libertad de interpretación" que otros, en otras palabras, que son un tanto mas lineares en su narrativa. El cortometraje del cual decidí hablar el día de hoy es un claro ejemplo de historias con interpretación abierta. Y no solo me refiero a una o dos sino a un trabajo que no se podría admirar de manera completa si no se le fuera a interpretar del todo. El Hombre mas Maravilloso en el Mundo (The Most Beautiful Man in the World, Reino Unido, 2002) de Alicia Duffy es un ejercicio narrativo que necesita experimentarse para ser entendido.

Todo comienza con un día soleado, una aburrida niña decide entretenerse un poco haciendo lo que se pueda, desde dormir hasta sacar a pasear a su perro. Al no tener mucho que hacer, decide recorrer un poco los alrededores y es ahí donde se encuentra con un misterioso hombre jugando con su perro. Este le quita un insecto de su hombro y se lo devuelve. A la distancia su despistada madre la observa por lo que regresa a su hogar. Eso es básicamente todo el cortometraje. Al principio no parece tener nada de especial e incluso puede sonar aburrido, sin embargo, después de superar su aparente trivialidad nos topamos con una excelente pieza narrativa. 

Es difícil tratar de comprender su significado, ni se hable de simplemente explicarlo, pero considero que eso es justamente lo que Duffy buscaba. En su intento de crear un corto que pudiera ser libremente interpretado, Duffy logro crear un filme universalmente accesible. Cinco minutos que pueden decir algo distinto a cada espectador. Algunos podrán decir que su objetivo era expresar esa difícil sensación que tenemos acerca de una inocente figura en un mundo lleno de peligros. Otros dirán que realmente era una expresión de lo maravilloso e intrigante que puede ser lo que no conocemos. Uno llega a comprender que Duffy tuvo éxito cuando cada una de esas interpretaciones es valida y sostenible. Son artistas como Alicia Duffy los que mas esperanzas traen al medio a su llegada. 

Otro gran aspecto de este pequeño filme (Tiene solo 5 minutos de duración)  es su muy trabajada y cuidada cinematografía. Empezando por ligeras y ambiguas tomas de una niña consumida por el aburrimiento y terminando en vastas tomas donde los pocos elementos se unen con el fondo. De inicio a fin la calidad se mantiene con cada imagen. Un trabajo estéticamente limpio y perfeccionista en su ejecución. Es en estos casos donde expresiones como "Una imagen dice mas que mil palabras" cobran gran importancia. Siempre moviendo la historia un paso adelante y sin desperdiciar un solo momento de su extensión, Duffy refuerza sus claras habilidades narrativas con fuertes y solidas imágenes que cuentan una historia por si mismas.

Existen muchas interpretaciones y aspectos que se podrían decir acerca de este trabajo pero parte de su efectividad se perdería al hacerlo. Este no es un cortometraje hecho simplemente para verse, sino para discutirse y experimentarse. Como es costumbre, dejo el link al articulo donde puede visualizarse y de paso recomiendo a todo lector de este blog que explore un poco el sitio, es increíble la cantidad de excelentes trabajos que uno puede encontrar. 

El Hombre mas Maravilloso en el Mundo: The Most Beautiful Man in the World - Short of the Week

viernes, 21 de enero de 2011

Especial - La Historia de la BBS


A partir del Lunes de la siguiente semana planeo iniciar el primer "Especial" de Proyector en Espera. Toda esta semana pasada había estado pensando en un tema que fuera lo suficientemente interesante para conmemorar la ocasión y decidí que la historia sobre esta compañía creada por cinefilos y para cinefilos seria la perfecta opción. Escribiré una entrada al día acerca de la historia y los trabajos de esta productora independiente, sus dificultades y éxitos, el como se concibió seguido de un dejar de existir. Reconocida por filmes como Busco mi Destino (Easy Rider, EUA, 1969) de Dennis Hopper y Mi Vida es mi Vida (Five Easy Pieces, EUA, 1970) de Bob Rafelson; las Producciones BBS cambiaron y dieron forma a lo que conocemos como la Era del Nuevo Hollywood. Ademas de volver a colocar un ya agonizante cine independiente a inicios de los 70s en el panorama Hollywoodense, la productora llego a ser el hogar de unos cuantos clásicos que marcarían al Cine Americano de su época. 

A todo buen especial debe de precederle una buena introducción y en Proyector en Espera esa no es la excepción. Empecemos por entender y comprender que eran las Producciones BBS y el porque de su gran importancia. 

De la misma manera que sucedió con un sin fin de personas en la América de los 60s, Bob Rafelson y Bert Schneider percataron que todo estaba llegando a un cambio. Políticas habían cambiado, la sociedad  era transformaba y el cine era sometido a nuevas convenciones. Todo tenia que experimentar un cambio natural y transitorio. Esto era justamente lo que Rafelson y Schneider pensaban cuando comprendieron esa inconfundible verdad. Soñando con producir cine, sin mucha suerte en las finanzas y contra todo pronostico, crean las Producciones Raybert a finales de los 60s. 

De inicio no contaban con un gran capital pero si con talento y una larga lista de contactos. Antes de pasar al "gran" formato, idearon juntos un episodio piloto cuya trama se asociaba con las ocurrencias de una banda de rock aun por hacerse famosa. El piloto gusto tanto a los inversionistas que la NBC decidió producir toda una temporada, ganando con ello fama mundial a los jóvenes directores. Llamada The Monkeeys en aquellos países donde se exhibió y tuvo éxito, este fue el primer proyecto en cualquier media con base en la unión Rafelson/Schneider. 

Posterior al éxito de su serie, Rafelson y Schneider deciden realizar su primer largometraje bajo las Producciones Raybert. Cabeza (Head, EUA, 1968) continua la dinámica entre personajes que ya habían realizado previamente en The Monkeeys. Debido a conflictos internos entre la banda y los directores, el proyecto llego a su terminación con relaciones quebrantadas. Esto ocasiono que tanto Rafelson como Schneider siguieran por su lado y movieran su atención a cierto nuevo proyecto que los volvería a colocar en el mapa de forma casi inesperada. En 1969 se estrena Busco mi Destino (Easy Rider) con Hopper a la dirección. Siendo premiada y aclamada por todo tipo de circuitos de festival (Incluyendo un premio como Mejor Opera Prima en Cannes), esta cinta puso de nuevo a Producciones Raybert en el ámbito del cine independiente. 

Ese mismo año, Rafelson y Schneider crean una sociedad con Steve Blauner durante la producción de Mi Vida es mi Vida (Five Easy Pieces). De esta alianza surge el nuevo nombre de la compañía el cual seria Producciones BBS (B. por Bob Rafelson, B. por Bert Schneider y S. por Steve Blauner). De este punto en adelante la pequeña pero reconocida productora independiente enfoca su atención a todo tipo de proyectos artísticos como lo fueron: La Ultima Película (The Last Picture Show, EUA, 1971), Drive, He Said (EUA, 1971), Un Lugar Seguro (A Safe Place, EUA, 1971), El Rey de Marvin Gardens (The King of Marvin Gardens, EUA, 1972) y Hearts and Minds (EUA, 1974).   

Y así fue como se iniciaron y triunfaron las Producciones BBS. El especial inicia el próximo Lunes y concluye el próximo fin de semana. Con eso concluyo la introducción a una de las mas importantes productoras de los 60s. La que llego a ser un hogar para ideas innovadoras y un cine ciertamente mas fresco y joven.